jueves, 25 de diciembre de 2014

Carta de un creyente a un ateo

Tomado de Mis tiliches teológicos:
Me indigno contigo por los absurdos y crímenes cometidos en nombre de Dios y de la religión.

Me uno a ti en la denuncia del fanatismo y de quienes se aprovechan de la fe de los demás.

Cierro filas contigo en la lucha por una sociedad mejor, por el avance de la ciencia, el humanismo y la libertad.

Camino a tu lado al develar los absurdos dogmáticos de la religión y las ideologías.

Pero creer en Dios es algo que deseo, es mi gusto y antojo.

No necesito pruebas de su existencia, ni siquiera creer que exista. Solo quiero tener a Dios en mi horizonte.

No quiero que todo el mundo crea en ese Dios o en algún Dios. Es mi Dios, mi mito, mi manía y afición. Tú has de tener las tuyas.

Creo en Dios pero no soy culpable de que otros hagan proselitismo violento.

Creo en Dios pero yo no fuí quien mandó a Giordano Bruno a la hoguera.

Creo en Dios pero yo no colonicé sociedad alguna en su nombre.

Creo en Dios pero yo no ando demandado a profesores por enseñar la evolución.

Creo en Dios pero no discrimino ni ofendo a las mujeres.

Creo en Dios pero no ataco personas por su orientación sexual, etnia o clase social.

Creo en Dios pero yo no quiero convencerte de creer.

Así que, dejemos el tema de Dios en paz y descubramos todas las otras cosas de las que podemos platicar.

Yo respeto y respetaré tu no creencia, tus gustos y deseos. Deja que yo tenga fe, pues creo solo porque Dios me da la gana.

No hay comentarios: