sábado, 19 de diciembre de 2009

Una espiritualidad no teísta: las puertas del cielo - la depresión


En el libro azul de Alcohólicos Anónimos se hace una crítica del agnóstico y el ateo y se contrapone a la espiritualidad y el poder superior que debe buscar un alcohólico para mantenerse sin beber.
Al texto me parece que le faltan algunos matices, por ejemplo no hace referencia al deísmo, una creencia en un concepto espiritual no teológico y no basado en una revelación divina.
En algún momento haré una relectura crítica del capítulo "Nosotros los agnósticos".

De momento solo voy a citar dos historias del budismo zen que me resultan particularmente inspiradoras:
Las puertas del cielo
Un guerrero, un samurai, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: "¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?".
Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de un amanera que sólo un guerrero podía haber entendido.
"¿Quién eres?", le preguntó Hakuin.
"Soy un samurai", le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurai es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. "Soy un samurai, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta", dijo.
Hakuin se rió y contesto: "¿Un samurai, tú? Pareces un mendigo".
El orgullo del samurai se sintió herido y olvidó para qué había venido. Saco su espada y ya estaba a punto de matar a Hakuin cuando éste le dijo": Esta es la puerta del infierno. Esta espada, esta ira, este ego, te abren la puerta".
Esto es lo que un guerrero puede comprender. Inmediatamente el samurai entendió. Puso de nuevo la espada en su cinto y Hakuin dijo: Aquí se abren las puertas del cielo".
El cielo y el infierno están dentro de ti. Ambas puertas están dentro de ti. Cuando te comportas de forma inconsciente, estás a las puertas del infierno; cuando estás alerta y consciente estas en las puertas del cielo.
La mente es el cielo, la mente es el infierno y la mente tiene la capacidad de convertirse en uno de ellos. Pero la gente sigue pensando que existe en alguna parte, fuera de ellos mismos… El cielo y el infierno no están al final de la vida, están aquí y ahora. A cada momento las puertas se abren…en un segundo se puede ir del infierno al cielo, del cielo al infierno.
Tomado de este sitio. Nota: no comparto el punto de vista del falso gurú llamado Osho, sin embargo la historia es parte de la tradición budista, por eso la incluyó aquí.

Con una expresión depresiva
Siete u ocho años atrás un hombre de 30 años visitó Antaiji durante una tarde, con una expresión depresiva en su cara: "No tengo nada para comer". Habíamos acabado de hacer un poco de sopa de arroz para cenar así que le invité para que comiera con nostros y que después hablaríamos. Su respuesta me sorprendió: "No tengo nada para comer, pero no estoy realmente hambriento".
Cuando hablé con él después de cenar, supe que estaba viviendo con su mujer y su madre, que tenía un trabajo, aunque la empresa por la cual trabajaba no era muy grande. Aún, tenía un salario y ciertamente no se moría de hambre. De todas las maneras, le dije: "No digas que no tienes nada para comer cuando aún no estás hambriento. Mas bien deberías decir que tu salario no es lo suficiente como para gratificar tu vanidad".
Preocupado, se quedó entre nosotros durante una semana, pero finalmente volvió a casa, diciendo contento: "En mi casa, mi vida es aún mejor que la vuestra aquí".
Aquí en el templo, la vida le sorprendió como siendo realmente pobre. Pero esto es lo de menos. A no ser que realmente no tengas nada para comer, serás más feliz si vives tu vida sin una expresión depresiva en tu cara.
Tomado del sitio del templo Antaiji de Japón.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

El proceso de alcoholización toma años

En el libro "El alcoholismo: una explicación para comprender, un ensayo para reflexionar" de Alain Cerclé (Siglo XXI Editores)* leemos lo siguiente en las conclusiones tituladas "Preguntas y más preguntas":
Un proverbio japonés expresa sin interpretación superflua el encadenamiento alcohólico: “Primero el hombre toma una copa, luego la copa toma una copa, después la copa toma al hombre”. Pero como lo recalca en 1983 George Vaillant sobre la base de esas célebres investigaciones longitudinales emprendidas en Estados Unidos: “Los presentes estudios a futuro no dan ningún crédito a la creencia común según la cual algunos se vuelven alcohólicos después de la primera copa. El paso del consumo de alcohol al abuso del alcohol toma años.” (…) En algunos individuos sociopáticos que consumen alcohol con fines precisos (transgresión de las normas sociales, superación de los fenómenos conscientes), la dependencia y la pérdida de control puede aparecer sólo en unos cuantos meses o en algunos años. Pero en la mayoría de los alcohólicos el lapso del tiempo entre la primera copa y la imposibilidad de controlar su consumo es un proceso de formación de hábito, que puede requerir de cinco a treinta años” (pags. 86-87).
* Se puede adquirir en Amazon, en La Casa del Libro no está disponible.