sábado, 11 de junio de 2016

¿Síntoma de un mal mayor o más profundo?

Con alguna frecuencia he escuchado en los grupos de AA afirmar que el alcoholismo es “síntoma” de un mal mayor o más profundo y que eso está en la literatura o más aún, en el Libro Azul.

En realidad esto no es muy exacto y es un tema polémico.

En el libro Alcohólicos Anónimos, conocido como Libro Azul o libro grande, lo que dice es sólo lo siguiente al final del capítulo 7 “Trabajando con los Demás”:
"Esperamos que algún día Alcohólicos Anónimos ayude al público a darse mejor cuenta de la gravedad del problema alcohólico; pero serviremos de poco si nuestra actitud es de amargura y hostilidad. Los bebedores nunca la tolerarán.
Después de todo, nosotros creamos nuestros problemas. Las botellas fueron solamente un símbolo. Además, hemos dejado de pelear contra todos y contra todo. ¡Tenemos que hacerlo!
Sin embargo no específica un símbolo de qué. Indagando en qué parte de la literatura está la citada afirmación, me pareció que podía estar en algún folleto y en concreto en el llamado “El punto de vista de un miembro”.  Pero debe ser ubicada dentro de su contexto (negritas nuestras):
“Si el alcohólico responde a esta invitación [asistir a los AA o a una reunión], entonces encuentra lo que creo es el segundo factor distintivo de A.A.: A.A. trata los síntomas primero. Puede que les sorprenda a algunos que, desde hace 30 años, cuando la idea era algo revolucionaria, A.A. siempre ha recalcado su convicción de que el alcoholismo es, en sus propias palabras, “el síntoma de problemas más profundos”. No obstante, A.A. cree también que el más ingenioso diagnóstico de estos problemas vale poco si el  paciente muere. Las autopsias no benefician a aquellos a quienes se les hacen. Parece que,  tarde o temprano, A.A. logra hacerles comprender a sus neófitos la importancia de la abstinencia completa. En A.A., puede decirse que se empieza la casa por el tejado. El primer paso sigue siendo el Primer Paso. Ningún principiante puede dudar de que la recuperación solamente puede empezar con la decisión de “alejarse del primer trago”. Y no tarda en darse cuenta de que nadie puede ni podrá tomar esta decisión por él. De hecho, descubre además que, si toma esta decisión, nadie le puede forzar a llevarla a cabo, ni le hará cumplirla. En A.A., la decisión se origina en el alcohólico y siempre permanece asunto suyo.
Tanto el deseo de tomar esta decisión como la capacidad para hacerlo, según lo veo, resulta a menudo de lo que parece ser la tercera cualidad distintiva de A.A.: La comprensión intuitiva que el alcohólico recibe, aunque es compasiva, no  es indulgente. Los “terapeutas” de A.A. ya tienen sus doctorados en los cuatro campos en que los alcohólicos se destacan: la pretensión, el autoengaño, la evasión y la lástima de sí mismo. No se le pregunta al alcohólico lo que está pensando. Se le dice lo que está pensando. Nadie espera a cogerle mintiendo. Sus compañeros se le anticipan, citando las mentiras que está a punto de decir” (folleto sp-41, “El punto de vista de un miembro de A.A. sobre la Comunidad”.
Es decir, el folleto especifica muy claramente que el tratamiento comienza con no beber y que no tiene sentido conocer todos los desórdenes de personalidad de un alcohólico si este antes muere.
Por otra parte el autor de dicho folleto especifica que “después de cumplir  once  años  sobrio  en  A.A. estuve  en tratamiento psicoanalítico durante varios años”.

El psiconálisis en particular es la corriente de la psicología que considera al alcoholismo como un “síntoma” de trastornos psíquicos. El problema es que no es sólo eso. En las definiciones médicas de alcoholismo se pone énfasis en su carácter primario (no es un síntoma de…). En particular ya hemos citado la definición de publicada en el Journal of the American Medical Association (JAMA) señala lo siguiente:
“El alcoholismo es una enfermedad primaria y crónica con factores genéticos, psicosociales y ambientales que influyen sobre su desarrollo y manifestaciones. A menudo, la enfermedad es progresiva y fatal. Se caracteriza por pérdida de control sobre la manera de beber, preocupación por la droga alcohol, uso de alcohol a pesar de consecuencias adversas y distorsiones en el pensamiento, siendo la negación la más notable de ellas. Cada uno de estos síntomas puede ser contínuo o periódico.
 “Primaria” se refiere a la naturaleza del alcoholismo como una entidad patológica, además e independientemente de otros estados patofisiológicos que puedan estar asociados a ella. Sugiere que, como adicción, el alcoholismo no es un síntoma de otro estado patológico” (Nueva definición de alcoholismo).
En cuanto a los trastornos de personalidad o del estado de ánimo que con frecuencia acompañan al alcoholismo, estos tienen a caracterizarse en la actualidad como diagnóstico dual, tal y como ya hemos señalado en este blog (ver búsqueda en Google).

Actualización:  En el Libro Azul (Alcohólicos Anónimos) si se utiliza el término "síntoma" en el contexto introductorio del cuarto paso (subrayado nuestro):
"Después nos encaminamos por un derrotero de acción vigorosa, en el que el primer paso consiste en una limpieza personal de nuestra casa, la cual muchos de nosotros nunca habíamos intentado. Aunque nuestra decisión fue un paso fundamental y decisivo, su efecto permanente no podía ser mucho a menos que fuera seguido inmediatamente por un esfuerzo enérgico para encarar las cosas que había en nosotros, que nos estaban obstaculizando, y desprendernos de ellas. El licor que bebíamos no era más que un síntoma; por lo tanto, teníamos que ir a las causas y las condiciones.
Consecuentemente, empezamos a hacer un inventario personal. Éste era el Cuarto Paso" Capítulo 5 - Cómo Funciona.
Y se refiere al alcohol como síntoma, no al alcoholismo globalmente como enfermedad integral (dependencia física, obsesión por la bebida, defectos de carácter o trastornos emocionales). 
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