viernes, 27 de noviembre de 2015

Darse por vencido: de la admisión a la aceptación

Con anterioridad escribimos dos entradas sobre el fondo alcohólico y el primer paso de AA para dejar de beber.

Como un aporte adicional citamos, de manera selectiva, una sección del libro "Querer no es poder: Cómo comprender y superar las adicciones" de Washton y Boundy, Ediciones Paidós, 1991.
Darse por vencido: de la admisión a la aceptación 
"Para frenar una adicción, usted debe ir más allá de la admisión intelectual "sí, tengo un problema", hasta aceptar ese hecho a un nivel profundo o emocional. Esto implica aceptar: 1) que usted es adicto, 2) que no conseguirá recuperarse a través del ejercicio de su voluntad, y 3) que para recuperarse tendrá que cambiar su modo de pensar y de vivir (...)
La idea que la voluntad es suficiente para superar una adicción nace del sistema de creencias adictivo, como hemos visto. Si creemos que somos omnipotentes, entonces pensamos que deberíamos ser capaces de controlarnos también nosotros mismos. Pero incluso si logramos controlar el uso del alterador del estado de ánimo a fuerza de determinación y voluntad, es muy probable que tengamos una nueva recaída o iniciemos una nueva adicción. 
Cada uno de nosotros tiene mucho poder, pero sólo si reconocemos antes nuestras propias limitaciones y adoptamos y una actitud receptiva ante la ayuda exterior. De modo que, una vez más, aquí hay una paradoja, una contradicción. Admitir que estoy atrapado, que no tengo control sobre mi conducta, me da acceso al poder que si tengo: el poder que proviene de decir la verdad y afrontar la realidad (...) 
Para dar este primer paso, usted debe abandonar la creencia que debería ser todopoderoso y perfecto. Cuando el adicto entiende que ser limitado no es vergonzoso sino humano, su humillación se transforma en humildad (...) 
El adicto está atrapado en una encrucijada. Renunciar a la esperanza de controlar su adicción es algo que va en contra de su modus operandi. El está acostumbrado a tratar de controlarlo todo. Pero desistir de ejercer control es precisamente lo que se requiere para recuperarse. Si continúa con su adicción, sufre consecuencias adicionales y crecientemente negativas; si admite su derrota, invalida el sistema de creencias en que ha basado toda su vida (...) 
Con la aceptación, el mero acatamiento superficial e indiferente es reemplazado por una disposición y hasta una ansia de emprender la tarea de recuperación. La persona renuncia a la necesidad de controlar, al desafío y la grandiosidad asociados con la adicción, y comienza a aceptar ayuda con gratitud en vez de resentimiento. En suma, el individuo acepta la idea de ser un adicto -de tener la enfermedad de la adicción- y deja de combatirla. Está ahora dispuesto a hacer lo que sea que deba hacer para mejorarse y a admitir que no sabe qué es lo que tiene que hacer y que deberá atenerse al progroma de recuperación en el que ha depositado su confianza" (Washton y Boundy, pags. 189-193). 





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