jueves, 11 de marzo de 2010

¿Pierden el control de la bebida los alcohólicos siempre que toman?

No necesariamente. El alcoholismo o síndrome de dependencia del alcohol es una condición heterogénea y algunos alcohólicos pueden combinar aparentes momentos de control con posteriores borracheras de varios días.

En este sitio del Colegio de Farmacéuticos de Barcelona se señala lo siguiente:
¿Hay que beber todos los días para ser un alcohólico?

NO. Muchas personas desarrollan una dependencia que se manifiesta de forma intermitente.

Hay alcohólicos que pueden pasar días sin beber o haciéndolo moderadamente, pero pueden beber descontroladamente en más de una ocasión, lo cual les puede acarrear consecuencias negativas.

También encontramos "el alcoholismo de fin de semana", en el que la persona bebe de forma continuada durante dicho período de tiempo, mientras que sin el alcohol, su fin de semana está incompleto y sin sentido.

En el libro "El alcoholismo como enfermedad. Nuevos enfoques" de John Wallace (México, Editorial Trillas, reimpresión 1995) se caracterizan como sigue distintos tipos de alcoholismo:
"El alcoholismo no tiene sentido. Para muchos alcohólicos es un problema que se presenta y desaparece una y otra vez; no todos los días beben, ni todos los días que beben terminan ebrios o metidos en algún problema. Si bien es cierto que un alcohólico consuetudinario empieza con una copa, sería erróneo afirmar que una copa desencadena necesariamente un episodio desastroso. Es indispensable que los alcohólicos entiendan que deben mantenerse lejos del alcohol, en cualquier forma o cantidad, no porque vayan a embriagarse inmediatamente con una copa, sino porque lo más probable es que esto no suceda, ésta es una de las muchas razones por las que se dice a menudo que esta enfermedad es insidiosa. Muchos alcohólicos tratan de "probarse" que no lo son al beber solamente una o dos copas en algunas ocasiones y logran autoengañarse. Pero si observamos a estos alcohólicos durante un periodo determinado, muy probablemente encontraremos que sus "pruebas" duran poco y que, finalmente, su manera de beber resulta otra vez en intoxicaciones incontroladas y en desgracias personales. Estos adictos constituyen los bebedores de "juerga" o episódicos que entran y salen de borracheras devastadoras. Debido a la naturaleza ocasional de su forma de beber, raras veces son realistas ante su problema.

Otros alcohólicos no pueden beber ni siquiera una pequeña cantidad de alcohol sin sentir la necesidad de emborracharse. Para ellos, una copa siempre es demasiado, puesto que, virtualmente, cada episodio de bebida termina en la embriaguez, actos anormales o una conducta social problemática.

Por supuesto, existen alcohólicos que beben diariamente. Para ellos, el trastorno es tan desconcertante como para los bebedores episódicos, pero por una razón diferente. Muchos de los alcohólicos que beben todos los días desarrollan niveles tan elevados de tolerancia fisiológica a la droga, que aun cuando los niveles de alcohol en su sangre estén muy elevados, no manifiestan alteraciones en su comportamiento. Algunas veces, a los alcohólicos de este tipo se les denomina bebedores "fuertes". Al parecer, beben para mantener un cierto nivel de intoxicación que les provoca tranquilidad; una "satisfacción alcohólica" que los bebedores tratan de conservar.

Puesto que este tipo de bebedor consuetudinario se encamina silenciosamente durante varios años hacia la muerte, no llama la atención de la manera en la que lo hacen los alcohólicos ruidosos, turbulentos y socialmente peligrosos. Por lo tanto, pueden no tener problemas con la ley, en el trabajo o con sus vecinos hasta que su problema alcanza proporciones muy serias. Con frecuencia, el daño que se hacen es interno, puesto que el alcohol afecta y destruye sistemáticamente los principales órganos del cuerpo. Este tipo de alcoholismo es, sin duda, una enfermedad maligna que destruye silenciosamente a sus víctimas sin que éstas se percaten de lo que les está sucediendo. Por lo común, los bebedores consuetudinarios no consideran que su manera de beber sea un problema. Con frecuencia, es algún médico consciente quien, al detectar un hígado voluminoso mientras examina a un paciente que padece otras enfermedades relacionadas con el alcohol, observa la posibilidad de que exista este problema.

La diferencia en los patrones de ingestión de alcohol, es una fuente de confusión en lo que se refiere al alcoholismo. Algunos de estos patrones se ajustan muy bien a los estereotipos, pero una gran cantidad no." (Capítulo II, pags. 13-14).
Nota: el libro citado es escrito por un especialista en alcoholismo que ha sido director de diversos centros de tratamiento en Estados Unidos. En la actualidad es difícil de conseguir, personalmente lo compré usado en Amazon. El autor parece ser miembro de AA, aunque no rompe el anonimato de forma directa. Sin embargo cuando habla del alcoholismo lo hace en primera persona (nosotros los alcohólicos). Sobre AA escribe en tercera persona, sin embargo la forma en que defiende y describe el programa sólo lo puede hacer una persona que haya pasado por las filas de este movimiento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, estuve leyendo tu blog, primero lei el primero, me sorprendio ver críticas de AA, habia cosas interesantes y otras que definitivamente pense que eran experiencias personales, pero me llamo la atencion tengo en AA dos años, me he mantenido sobria pero yo siempre he sentido que llevo el programa a mi manera porque algunas cosas de AA me frekean, tengo grupo muy amable que me ha ayudado mucho gracias a ellos estoy sobria, pero tambien gracias al empeño que puse por aprender de la enfermedad y del programa. me encantaria platicar contigo, me gustaria conocer tu experiencia y como dicen los alcoholicos saber como le estas haciendo, gusto conocer tu blog, animo!!
mimois@hotmail.com

Doris dijo...

Me identifico con usted, respecto a que es difícil pasar a tribuna y hablarle a los compañeros sobre nuestra vida, porque yo también tengo fobia social. Por eso me dicen, que soy una TAPADA.